Todos estábamos sentados en aquella asquerosa alfombra verde que todos pisábamos y luego nos revolcábamos llenando de suciedad nuestros babis... pero no nos dábamos cuenta, ni nos importaba, éramos pequeños. La profesora nos hacía cantar esa estúpida canción del barquito y de la foca Marisol... era ridículo.
Ese día era el cumpleaños de una niña, no me acuerdo bien de su nombre, la niña le dio a la profesora un montón de invitaciones a la profesora y mientras las abría, iba diciendo el nombre que ponía en su interior, cada vez que lo decía algún niño se levantaba cogía la invitación y se volvía a sentar, así fueron pasando todos, y repito TODOS, bueno no todos, todos excepto yo. Me preguntaba por que yo era la única que no tenía invitación, puede que sea el caso en el que se dice que los niños son crueles, pero no solo me paso esa vez, después de esto me pasó muchas veces más.
Yo no lo entendía era pequeña, pero con el paso de los años e ido recordando esos momentos en los que tenía que mirar al compañero de al lado para poder ver lo que ponía dentro de el papelito... y decidí a tiempo que devolvería el daño que me hicieron a cada una de las personas que me hicieron sufrir años después. Así que empecé a hacer sentir mal a los niños de mi alrededor, y no era propio de mí, antes de esto era una niña simpática sencilla, no sabía lo que era la envidia, pero eso nunca se olvida.
Hoy en día estoy donde estoy gracias a mi reacción contra esos monstruos que poco a poco se tuvieron que ganar mi respeto.
By: Little A
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